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Al menos 36 palestinos han muerto, varios de ellos niños, y otros han resultado heridos en un bombardeo israelí contra casas del campamento de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza.
“Hemos visto imágenes absolutamente horribles de la escena. Hay padres buscando a sus hijos. Niños cubiertos de polvo y sangre, buscando a sus padres. Múltiples heridos además de las víctimas mortales reportadas, y personas que aún permanecen enterradas bajo los escombros. Es absolutamente indignante que este dolor se haya convertido en la norma aquí”, dijo Louise Wateridge, responsable de comunicación de UNRWA en la Franja.
Según UNRWA, casi 26.000 personas han sufrido heridas que les dejarán secuelas de por vida y Gaza tiene ahora la mayor tasa de niños amputados del mundo.
Los médicos denuncian que además de las personas que pierden extremidades por los bombardeos, muchos pacientes mueren por enfermedades tratables o infecciones ya que no tienen los suministros, equipos y condiciones higiénicas para tratarlos.
Los doctores también alertan de que los bombardeos tienen cada vez efectos más devastadores.
“Ven un aumento de la ratio de muertos frente a heridos porque no hay protección. No tienen edificios que los protejan, no tienen estructuras que los protejan. Hay niños que resultan heridos a un kilómetro de donde cae la bomba porque solo tienen trozos de tela que los cubran. Así que el daño de los bombardeos está teniendo un efecto horroroso sobre la población”.
Los trabajadores de la salud también denuncian que hay bebés prematuros muriendo a diario porque los equipos de respiración asistida no funcionan y no tienen las leches de fórmula especializadas que requieren. Solo en los últimos cuatro meses, 19.000 niños han sido hospitalizados por malnutrición aguda, el doble que en los primeros seis meses del año.