¡Síguenos!Como otra movida de un presidente estadounidense buscando distracciones en el extranjero conforme crece la amenaza de problemas legales en casa. Pero eso sería un error. Lejos de ser una decisión política apresurada e imprudente que emana únicamente de la Casa Blanca de Donald Trump
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Esta última ronda de aranceles representa algo mucho más peligroso y duradero: un verdadero restablecimiento de las relaciones económicas y políticas entre EU y China, y el comienzo de algo que se parece más a una guerra fría que a una guerra comercial.
Este cambio es respaldado por facciones que se extienden mucho más allá de Trump, tanto a la izquierda como a la derecha. Por eso es un asunto tan serio.
El presidente está realmente obsesionado con el déficit comercial entre EU y China, pero también es el tipo de persona que llegaría a un acuerdo para obtener beneficios personales, y es difícil imaginar que los chinos no puedan encontrar algo que pueda lograr que él cambie su postura a una más moderada.