¡Síguenos!La mafia de miles de tentáculos del transporte público en Puebla tiene detrás a personajes muy oscuros que, sin embargo, están claramente identificados. Entre ellos, hay exfuncionarios que, con perversión, se autoasignaron concesiones, cientos, miles de ellas, para beneficiarse, cometiendo actos deleznables y punibles, claramente tipificados en el Código Penal del Estado.
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Con calculado dolo, hoy han enviado a los choferes y a sus testaferros a protestar, para intentar presionar a la autorización de un incremento en el precio del pasaje.
Esas garras han visto en el cambio de gobiernos, como en otras ocasiones, un campo ventajoso para sus intenciones. Presionan al que está en funciones y buscan chantajear al que entrará el 14 de diciembre.
Tres nombres de tres viejos conocidos, una trinca, aparece en las indagatorias que han hecho los ojos que no se dejarán presionar y en los que tampoco pretenden que este grupo los ponga de rodillas.
El más claramente identificado es José Abraham Sánchez González; y en calidad de sospechosos, en medio de un laberinto de datos por confirmar, están Rómulo Arredondo Gutiérrez y Jorge Valentín Meneses Rojas.
De estos últimos dos, qué grave y qué riesgoso sería defraudar a quien les ha otorgado confianza y deferencias.
Ellos dos primeros fueron titulares de lo que hoy es la Secretaría de Movilidad y Transporte del Gobierno del estado, y el tercero ha tenido distintos cargos, con aparente perfil bajo, pero con total injerencia en las definiciones de la dependencia a lo largo de casi tres décadas, como alfil de intereses de particulares y de los suyos.
De los tres hay abundantes referencias hemerográficas y en Internet, sobre sus presuntas operaciones.
Vamos con el tercero, José Abraham Sánchez González, de quien el periodista Fermín Alejandro García, en su columna “Cuitlatlán”, escribió en 2019:
En tanto, Jorge Valentín, quien estuvo preso por otro tema de cuando fue secretario de Gobernación, es notario y fue un muy, pero muy fallido asesor gubernamental de medios de comunicación; por supuesto, fue titular de la dependencia que regula el transporte.“Mucho cuidado debe tener el actual gobierno estatal porque los líderes de la mafia del transporte púbico, encabezada por Abraham Sánchez González, sigue incrustada en las filas de la administración estatal. Es el mismo grupo de interés que permitió muchos de los vicios y abusos con que se echó a andar las rutas 1 y 3 de la Red de Transporte Articulado (Ruta), es decir el metrobús.
“Esa mafia es encabezada por Abraham Sánchez, junto con Anuar Musalen Valencia y Héctor Ibarra Cadena, quienes estarían refugiados en el organismo operador de Carreteras de Cuota, luego en el gobierno interno de Guillermo Pacheco Pulido controlaron la subsecretaría del Transporte, que tuvo como titular a Alberto Vivas, quien es parte de la misma cofradía”.
Rómulo fue titular del Transporte y de Gobernación, como el anterior, y también como Jorge Valentín ha sido señalado por “tener las manos metidas” en la mafia del transporte; hay quienes lo veían como una posibilidad para ser funcionario en el próximo gobierno, pero no ocurrió o no ha ocurrido.
Un episodio penosamente hilarante, sobre una presunta bacanal en la que Rómulo celebraba su “próximo nombramiento”, ha sido retratado por la columnista Itandehui Rodríguez, en apartadomex.com, en su texto “La borrachera que inmovilizaría a Puebla”, publicado el 2 de diciembre.
Un fragmento, de palabras que pudieran ser o no de Rómulo, lo ilustra todo:
Ese “nombramiento”, no ha llegado, ni llegará, aseguran varias fuentes.“Ustedes saben que el gobernador electo y yo somos grandes amigos y que no hay alguien mejor para esta posición que su servidor. Les agradezco haberme apoyado y respaldado durante todos estos años y es por eso que serán recompensados. ¡Ya nos tocaba… regresaremos a la Secretaría de Transporte!—aseguró el afortunado político.
“Hacía días que estaba estudiando el organigrama y ya sabía a quién iba a integrar en cada posición importante, todos, personas de su confianza. Aprovechó el momento para comunicarles quién iría a dónde”.
En los años 80 había un grupo español de música pop que se puso por nombre La Trinca Infernal, que tuvo éxito con canciones como “La novia pechugona” y “Hoy lo haremos toda la noche”. Actualmente estarían en la cárcel, no por delincuentes, sino por lo políticamente incorrecto de sus letras.
Hoy me acordé de ellos.