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Rusia ha intensificado su retórica nuclear tras los recientes ataques de Ucrania en la región fronteriza de Bryansk, empleando misiles de largo alcance ATACMS fabricados en Estados Unidos. Este cambio, autorizado por Washington el domingo, representa un momento crítico en la guerra y ha elevado el riesgo de una escalada global.
El ataque, confirmado por el Ministerio de Defensa ruso, incluyó seis misiles, de los cuales cinco fueron interceptados. Moscú considera esta acción una provocación directa, acusando a Occidente de alimentar el conflicto. El canciller Serguéi Lavrov advirtió que los misiles de fabricación estadounidense podrían cambiar la naturaleza del conflicto, mientras que el Kremlin actualizó su doctrina nuclear para incluir represalias ante agresiones respaldadas por potencias nucleares.
La autorización de Washington responde a meses de presión por parte del presidente Volodímir Zelenski, quien busca fortalecer las capacidades de Ucrania frente a la ocupación rusa. Sin embargo, esta decisión ha generado preocupación internacional por el posible inicio de una Tercera Guerra Mundial, según autoridades rusas y analistas globales .
Esta situación resalta el frágil equilibrio entre apoyo militar y el peligro de escalada nuclear. El uso de misiles ATACMS subraya un cambio significativo en el respaldo occidental, cuyas repercusiones siguen desarrollándose.