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En México, es habitual que las personas acudan a familiares o amigos para obtener préstamos ante gastos imprevistos o adquisiciones. Si bien estas transacciones ofrecen flexibilidad al no requerir garantías ni intereses elevados, es fundamental cumplir con las regulaciones del Servicio de Administración Tributaria (SAT) para evitar multas.
El SAT establece, según el artículo 86-A de la Ley del Impuesto sobre la Renta (LISR), que es obligatorio declarar los préstamos en efectivo superiores a 600,000 pesos, independientemente de si se reciben en moneda nacional o extranjera. Las sanciones por no cumplir esta disposición pueden alcanzar los 35,000 pesos.
Para evitar problemas fiscales, quienes reciben un préstamo de un conocido deben informar al SAT mediante la Forma 86-A dentro de los primeros 15 días tras la recepción del dinero. La declaración debe incluir datos del prestamista, monto en pesos mexicanos, fecha, plazo y propósito del préstamo.
Optar por instituciones financieras registradas es una opción segura, ya que sus operaciones están monitoreadas. Mantenerse informado sobre las disposiciones vigentes y buscar asesoría fiscal contribuye a una gestión financiera transparente y legal.